El motor de la Bici. (Parte 2ª)

Continuando con nuestro articulo anterior, quiero ampliar la información, con algo tan importante como es el aparato locomotor de la propia bicicleta.. Nuestras Piernas.
EL APARATO LOCOMOTOR
El aparato locomotor del cuerpo humano es el conjunto del esqueleto óseo, las articulaciones y los músculos estriados y voluntarios.
Los músculos o el sistema muscular
Es un sistema complejo, dirigido por el sistema nervioso y especialmente sometido a esfuerzo durante el desarrollo de la actividad física. Se emplean más de quinientos músculos para mover y hacer funcionar la compleja máquina humana. Veamos cuáles son los más utilizados por un ciclista.
- Los músculos de los brazos. Permiten maniobrar con la bicicleta y contrarrestar las vibraciones y las fuerzas de empuje debidas a las irregularidades del terreno. A diferencia de lo que sucede en el caso de los ciclistas de carretera, los músculos de los brazos y del tronco de los ciclistas de montaña se ven fuertemente implicados en la absorción de las
sacudidas, temblores y golpes violentos. Los músculos más usados son el bíceps, el tríceps, el braquial, el braquiorradial y los extensores de la muñeca y de los dedos. Sustentan, además buena parte del peso del cuerpo que se descarga sobre el manillar. Para no forzarlos es exceso, mantendremos los brazos ligeramente flexionados a la altura del codo.
- Los músculos dorsales y abdominales trabajan poco cuando se pedalea. No conviene descuidarlos, ya que si están en buena forma, ayudan a prevenir los dolores de espalda y a mejorar la respiración.
- Las extremidades inferiores. El ciclista debe mucho a la estructura de las extremidades inferiores (glúteos, muslo, pierna y pie) y a su musculatura. Toda la acción dinámica de la pedalada está alimentada por las extremidades inferiores, que se mueven arriba y abajo dando miles y miles de vueltas. Un movimiento continuo, mediante constante, que refuerza la musculatura, absorbe las grasas de ésta y aumenta su volumen.
- Los músculos de los glúteos. Los más importantes son tres (mayor, medio y menor) y forman la parte carnosa de las nalgas. Participan en la extensión, la rotación y la abducción (alejamiento del eje medio) del muslo.
- Los músculos del perineo. El perineo se encuentra en la parte inferior de la pelvis, entre la zona anal y la genital. Es una región muscular muy delicada, que regula las funciones eréctil, anal y uretral. Toda la zona del perineo permanece durante mucho tiempo en contacto con el sillín y, sobre todo tras las primeras salidas prolongadas, puede sufrir endurecimiento y pérdida de sensibilidad. Con el tiempo, la presión continua ejercida por el peso del cuerpo termina produciendo una almohadilla callosa que protege toda la zona del perineo.
- Los músculos del muslo. El trabajo coordinado, armonioso y antagonista de los flexores y de los cuádriceps permite a la pierna realizar el movimiento rotatorio de la pedalada. Los primeros se contraen para levantar la pierna; los segundos, en cambio, la impulsan hacia abajo. Son los músculos más grandes y potentes del cuerpo humano. Sólo se extienden y se contraen de manera óptima si la postura del ciclista sobre la bicicleta es correcta. Los músculos abductores y aductores, menos funcionales para el ciclista,
trabajan en contraposición alejando o acercando el muslo al eje medio del cuerpo. El bíceps femoral, el más lateral de los músculos posteriores del muslo, permite doblar la pierna sobre el muslo y ponerse de pie.
- Los músculos de la pierna. Son doce y se insertan en la tibia y el peroné. Los más importantes son el peroneo anterior, el peroneo lateral largo y el peroneo lateral corto, el tibial anterior, el extensor largo, los retículos de los extensores y el tríceps de la pantorrilla, los llamados gemelos, formados por el gastrocnemio y el sóleo. Tienen como función hacer que actúen como palancas las articulaciones de la rodilla y el pie. Bien visible en la parte posterior de la pierna, sobre el talón, está el tendón de Aquiles, que permite la inserción de los músculos gemelos en el hueso calcáneo.
- Los músculos del pie. El pie es uno de los sistemas más complejos de articulaciones, huesos, tendones y músculos del cuerpo humano. Es capaz de sostener el peso de éste y distribuirlo sobre la superficie de la planta para reducir la presión ejercida, y permite caminar. Son veintiséis los huesos y numerosos los músculos que hacen al pie especialmente sensible. Entre los músculos se encuentran el extensor corto de los dedos, el flexor corto de los dedos, los abductores y los flexores del dedo gordo del pie, etc. Durante la pedalada, con el pie bloqueado por la zapatilla en el pedal, los músculos no realizan un esfuerzo especial, salvo cuando actúan sobre la articulación del tobillo, la única parte libre para moverse. Tabla anatómica de los músculos más importantes.
Las articulaciones
Permiten el movimiento recíproco de los huesos contiguos. En el ciclista, las extremidades inferiores trabajan sin estar sometidas a la carga del peso del cuerpo. Cada golpe de pedal se trasforma en una acción adecuada para potenciar la estructura de la articulación y para hacer ésta más reactiva, siempre que el movimiento de las tres articulaciones (cadera-fémur, fémurtibia, tibia-pie) se mantenga en el mismo plano vertical de rotación de las bielas. La acción de pedalear representa una óptima terapia para quien debe recuperar la función o el tono muscular de la articulación.
Las articulaciones son los ejes de las palancas del sistema esquelético.
La rodilla es la parte de la extremidad inferior en la que se realiza la articulación fémur-rótula y tibia, entre el muslo la pantorrilla. Se trata de una articulación de una complejidad notable y particularmente importante para el cuerpo humano. Es un conjunto increíble y delicado de tendones, músculos (ligamento cruzado, rotular, colateral, alar), huesos, cartílagos (menisco) y
líquido sinovial (el lubricante de la articulación), que permite el movimiento rotatorio de la pedalada. La articulación coxofemoral, con la cabeza del fémur encajada en la cadera, debe permanecer a la misma altura durante la pedalada, mientras el largo huso femoral sube y baja. En el tobillo se produce la articulación entre los huesos de la pantorrilla (tibia y peroné) y los del pie (escafoides y calcáneo). El elemento de empalme es el astrágalo, un hueso del pie. La función del tobillo es hacer de bisagra entre el pie y la pierna. Rota siguiendo el movimiento de la biela y permite mantener el pie horizontal sobre el pedal o ligeramente flexionado, tanto en la fase de empuje como en la fase de tracción.
El esqueleto
Es la “estructura sustentadora” del cuerpo humano. Es un sistema de palancas compuesto por más de doscientos huesos principales, al que se unen tendones y músculos. El esqueleto tiene también la función de acoger y proteger de todo daño a órganos vitales como el corazón, los pulmones, el cerebro y la médula espinal. La posición del ciclista somete al sistema
esquelético a esfuerzos dinámicos importantes, debidos al peso del cuerpo y a las vibraciones de la bicicleta. Las partes más expuestas son: La espina dorsal, que debe soportar gran parte del peso corporal en posición casi horizontal, distinta a la vertical para la que está estructurada. ¡Se transforma de pilar, en viga!, con todo lo que ello implica…
Requiere especiales cuidados y controles continuos, que con los primeros dolores de espalda después de una pedalada, deben extenderse a la bicicleta (posición del sillín, longitud de la potencia del manillar, dimensiones del cuado, etc.); la fascia plantar del pie que, con la parte más ancha, actúa sobre el perno del pedal. La presión ejercida por la acción del ciclista sobre el sistema óseo de la planta del pie es extraordinaria, y puede reducirse, en parte, mediante un pedaleo más armónico y redondo, y menos “a golpes”; la zona coccígea
está parcialmente protegida por el almohadón calloso que se forma en la zona del perineo, cuya función es amortiguar las compresiones debidas a las irregularidades del terreno; las articulaciones mano-muñeca, codo y escápula absorben las vibraciones y esfuerzos provenientes del manillar. Incluso en situación estática, desarrollan una importante función como
amortiguadores, evitando que los huesos del brazo y el tórax soporten cargas perjudiciales de tracción y compresión.
Debemos evitar mantener los brazos tensos y rígidos si no queremos sentir dolores en las escápulas y las muñecas.
Adoptemos una posición relajada con los brazos flexionados. Para reducir, si no eliminar, los inconvenientes de una postura no del todo natural, como la que adopta el ciclista, es fundamental una buena preparación física que mejore el tono muscular.
Al recorrer un tramo de carretera especialmente accidentado, y si queremos evitar someter a toda la estructura del cuerpo a molestas vibraciones, pondremos las bielas de los pedales en horizontal y nos levantaremos del sillín, desplazando el peso del cuerpo a las piernas, y sujetaremos el manillar de modo que se mueva dentro de un anillo formado por el índice y el pulgar, Así será la bicicleta la que amortigüe buena parte de las sacudidas
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